El Opus Dei: Historia y legado de la famosa institución de la Iglesia Católica

ISBN: 9781546431749
$6.99
“Los fieles deben, además, ser invitados también a la penitencia exterior, ya para sujetar el cuerpo al imperio de la recta razón y de la fe, ya para expiar las propias culpas y las de los demás… San Agustín insiste sobre las mismas recomendaciones de esta manera: “No basta mejorar la propia conducta y dejar de practicar el mal, si no se da también satisfacción a Dios por las culpas cometidas por medio del dolor de la penitencia, de los gemidos de la humildad, del sacrificio del corazón contrito, unido a la limosna” …Pero además de soportar con espíritu cristiano las inevitables molestias y sufrimientos de esta vida, los fieles deberían también hacer actos voluntarios de penitencia y ofrecérselos a Dios…Ya que, como ‘Cristo ha sufrido en la carne’, es apenas natural que nosotros ‘nos armemos con las mismas disposiciones.’ Es apropiado, también, buscar ejemplo e inspiración en los grandes santos de la iglesia. Puros como fueron, ellos se infligieron tales mortificaciones que nos dejan llenos de admiración. Y al contemplar su santo heroísmo, ¿no seremos movidos por la gracia de Dios a imponernos algunos sufrimientos y privaciones voluntarias, nosotros, cuyas conciencias están quizás abrumadas por tan pesada culpa?—Papa Juan XXIII, quien convocó el Concilio Vaticano Segundo, escribió esto en la Paenitentiam Agere, una encíclica que publicó en 1º de julio de 1962: La privación voluntaria de nuestras mayores necesidades físicas y corporales es un concepto que ha existido desde el principio del tiempo, conocido más comúnmente como “mortificación.”
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